lunes, 30 de mayo de 2016
Abreviemos de razones.
Diego Martínez, mi padre,
que un hombre ha entrado
dentro mi aposento sabe;
y así quien mancha mi honra
con la suya me la lave;
o dadme mano de esposo
o libre de vos dejadme.
Mirola Diego Martínez
atentamente un instante,
y echando a un lado el embozo
repuso palabras tales:
_Dentro de un mes, Inés mía,
parto a la guerra de Flandes;
al año estaré de vuelta
y contigo en los altares.
Honra que yo te desluzca,
con honra mía se lave,
que por honra vuelven honra
hidalgos que en honra nacen.
_Júralo _exclamó la niña.
_Más que mi palabra vale
no te valdrá un juramento.
_Diego, la palabra es aire
_¡Vive Dios que está tenaz!
Dalo por jurado y baste.
_No me basta, que olvidar
puedes la palabra en Flandes.
_¡Voto a Dios! ¿Qué más pretendes?
_Que a los pies de aquella imagen
lo jures como cristiano
del Santo Cristo delante.
Vaciló un punto Martínez
mas porfiando que jurase
llevole Inés hasta el templo
que en medio la vega yace.
Enclavado en un madero,
en duro y postrero trance,
ceñida la sien de espinas,
descolorido el semblante,
veíase un crucifijo
teñido de tanta sangre,
a quien Toledo devota
acude hoy en sus azares.
Ante sus plantas divinas
llegaron ambos amantes.
Y haciendo Inés que Martínez
los sagrados pies tocase,
preguntóle: "Diego, juras
a tu vuelta desposarme?"
Contestole el mozo: "¡Sí, juro!
Y ambos del templo se salen.
viernes, 27 de mayo de 2016
respondiole la cristiana _
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro,
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.
Escuchola en paz el moro,
y manoseando su barba,
dijo, como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León,
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores,
vete con tus caballeros.
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.
jueves, 26 de mayo de 2016
Qué me valen tus riquezas
_ respondiole la cristiana _
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro,
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.
Escuchola en paz el moro,
y manoseando su barba,
dijo, como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
_ Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León,
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores,
vete con tus caballeros.
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.
miércoles, 25 de mayo de 2016
Oriental
Corriendo van por la vega,
a las puertas de Granada,
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
_ Enjuga el llanto, cristiana,
no me atormentes así,
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores.
Y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío;
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mío.
Allí la altiva palmera
y el encendido granado,
junto a la frondosa higuera
cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
allí el nópalo amarillo;
allí el sombrío moral
crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan,
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres;
que, desiertos mis salones,
está mi harén sin mujeres,
mis oídos sin canciones.
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales,
de Grecia te traeré velos,
y de Cachemira chales.
Y te daré blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blancas que las espumas
de nuestros mares de Oriente;
Y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello;
para los labios.... ¡amor!-
_ ¿Qué me valen tus riquezas
martes, 17 de mayo de 2016
El personaje protagonista del drama de Schiller, el mencionado Carlos Moor, presenta entre los rasgos que configuran su personalidad esa fatalidad, tan romántica, de sentirse inerme ante los impulsos del destino, de la misma manera que lo está nuestro don Álvaro, sometido a la fuerza del sino, en la obra del Duque de Rivas, o algunos otros personajes marginales, como la prostituta, según he estudiado no hace mucho tiempo2. Hay, al parecer, un hado trágico que planea sobre estos personajes y que los determina a convertirse en seres fuera de la ley, sin que puedan hacer nada por evitarlo. Algo de esto se advierte claramente en el personaje de Schiller, que se lamenta de su suerte en un dramático monólogo, al que pertenecen estos versos según una traducción española de los años treinta
lunes, 16 de mayo de 2016
Zugasti concluye aquella conversación con el Garibaldino, al que también se le llama el capitán Mena, afirmando que el mejoramiento de la sociedad no puede hacerse por medio de actos delictivos: «yo sólo me limité a decirle -escribe el gobernador de Córdoba- que el mismo Schiller calificaba de insensata la tentativa de mejorar el mundo por el crimen y afirmar las leyes por actos ilegales; pero dejando esto aparte, añadí, no hay duda en que, a veces, es digno de admiración el valor y el ingenio que demuestran esos desgraciados que, más bien por una cruel fatalidad, que por perversión de alma, se colocan fuera de las leyes en abierta lucha contra la sociedad»3. Como puede verse también el gobernador achaca el origen de algunos actos delictivos ocasionalmente a la fatalidad, a aquel fatum clásico que determinaba trágicamente la vida de las personas.
viernes, 13 de mayo de 2016
Adónde marcha el hijo del Sol con tan numeroso séquito?
Tupac-Yupanqui, el rico en todas las virtudes, como lo llaman los haravicus del Cuzco, va recorriendo en paseo triunfal su vasto imperio, y por dondequiera que pasa se elevan unánimes gritos de bendición. El pueblo aplaude a su soberano, porque él le da prosperidad y dicha.
La victoria ha acompañado a su valiente ejército, y la indómita tribu de los pachis se encuentra sometida.
¡Guerrero del llautu rojo! Tu cuerpo se ha bañado en la sangre de los enemigos, y las gentes salen a tu paso para admirar tu bizarría.
¡Mujer! Abandona la rueca y conduce de la mano a tus pequeñuelos para que aprendan, en los soldados del Inca, a combatir por la patria.
El cóndor de alas gigantescas, herido traidoramente y sin fuerzas ya para cruzar el azul del cielo, ha caído sobre el pico más alto de los Andes, tiñendo la nieve con su sangre. El gran sacerdote, al verlo moribundo, ha dicho que se acerca la ruina del imperio de Manco, y que otras gentes vendrán en piraguas de alto bordo a imponerle su religión y sus leyes.
En vano alzáis vuestras plegarias y ofrecéis sacrificios, ¡oh hijas del Sol!, porque el augurio se cumplirá.
¡Feliz tú, anciano, porque sólo el polvo de tus huesos será pisoteado por el extranjero, y no verán tus ojos el día de la humillación para los tuyos! Pero entretanto, ¡oh hija de Mama-Ocllo!, trae a tus hijos para que no olviden el arrojo de sus padres, cuando en la vida de la patria suene la hora de la conquista.
Bellos son tus himnos, niña de los labios de rosa; pero en tu acento hay la amargura de la cautiva.
Acaso en tus valles nativos dejaste el ídolo de tu corazón; y hoy, al preceder, cantando con tus hermanas, las andas de oro que llevan sobre sus hombros los nobles curacas, tienes que ahogar las lágrimas y entonar alabanzas al conquistador. ¡No, tortolilla de los bosques!... El amado de tu alma está cerca de ti, y es también uno de los prisioneros del Inca.
La noche empieza a caer sobre los montes, y la comitiva real se detiene en Izcuchaca. De repente la alarma cunde en el campamento.
La hermosa cautiva, la joven del collar de guairuros, la destinada para el serrallo del monarca, ha sido sorprendida huyendo con su amado, quien muere defendiéndola.
Tupac-Yupanqui ordena la muerte para la esclava infiel.
Y ella escucha alegre la sentencia, porque anhela reunirse con el dueño de su espíritu y porque sabe que no es la tierra la patria del amor eterno.
Y desde entonces, ¡oh viajero !, si quieres conocer el sitio donde fue inmolada la cautiva, sitio al que los habitantes de Huancayo dan el nombre de Palla-huarcuna, fíjate en la cadena de cerros, y entre Izcuchaca y Huaynanpuquio verás una roca que tiene las formas de una india con un collar en el cuello y el turbante de plumas sobre la cabeza. La roca parece artísticamente cincelada, y los naturales del país, en su sencilla superstición, la juzgan el genio maléfico de su comarca, creyendo que nadie puede atreverse a pasar de noche por Palla-huarcuna sin ser devorado por el fantasma de piedra
martes, 10 de mayo de 2016
El personaje protagonista del drama de Schiller, el mencionado Carlos Moor, presenta entre los rasgos que configuran su personalidad esa fatalidad, tan romántica, de sentirse inerme ante los impulsos del destino, de la misma manera que lo está nuestro don Álvaro, sometido a la fuerza del sino, en la obra del Duque de Rivas, o algunos otros personajes marginales, como la prostituta, según he estudiado no hace mucho tiempo2. Hay, al parecer, un hado trágico que planea sobre estos personajes y que los determina a convertirse en seres fuera de la ley, sin que puedan hacer nada por evitarlo. Algo de esto se advierte claramente en el personaje de Schiller, que se lamenta de su suerte en un dramático monólogo, al que pertenecen estos versos según una traducción española de los años treinta:
lunes, 9 de mayo de 2016
La curiosa conversación entre el gobernador civil de Córdoba y el bandido prisionero sigue aún en términos parecidos, aspecto que resulta altamente paradójico, porque hablan, como hemos visto, de amena literatura e intentan conciliar de alguna manera el prototipo del bandido que presenta Schiller con la realidad de algunos bandoleros andaluces, entre los que se incluyen José María el Tempranillo y Diego Corrientes. Interesa, por el momento, recordar este dato: una pieza teatral plenamente romántica y unas actitudes personales más o menos históricas que se conforman parcialmente con un héroe literario. Resulta también un poco chocante el gran conocimiento que de la obra alemana manifiesta el bandido, pero en otro lugar se dice que su formación cultural es bastante amplia, algo también atípico entre los malhechores.
domingo, 8 de mayo de 2016
La curiosa conversación
La curiosa conversación entre el gobernador civil de Córdoba y el bandido prisionero sigue aún en términos parecidos, aspecto que resulta altamente paradójico, porque hablan, como hemos visto, de amena literatura e intentan conciliar de alguna manera el prototipo del bandido que presenta Schiller con la realidad de algunos bandoleros andaluces, entre los que se incluyen José María el Tempranillo y Diego Corrientes. Interesa, por el momento, recordar este dato: una pieza teatral plenamente romántica y unas actitudes personales más o menos históricas que se conforman parcialmente con un héroe literario. Resulta también un poco chocante el gran conocimiento que de la obra alemana manifiesta el bandido, pero en otro lugar se dice que su formación cultural es bastante amplia, algo también atípico entre los malhechores.
El personaje protagonista del drama de Schiller, el mencionado Carlos Moor, presenta entre los rasgos que configuran su personalidad esa fatalidad, tan romántica, de sentirse inerme ante los impulsos del destino, de la misma manera que lo está nuestro don Álvaro, sometido a la fuerza del sino, en la obra del Duque de Rivas, o algunos otros personajes marginales, como la prostituta, según he estudiado no hace mucho tiempo2. Hay, al parecer, un hado trágico que planea sobre estos personajes y que los determina a convertirse en seres fuera de la ley, sin que puedan hacer nada por evitarlo. Algo de esto se advierte claramente en el personaje de Schiller, que se lamenta de su suerte en un dramático monólogo, al que pertenecen estos versos según una traducción española de los años treinta:
viernes, 6 de mayo de 2016
Cierta noche prolongué mi visita en la cárcel más de lo acostumbrado, departiendo con el Garibaldino, y habiendo yo de antemano hecho recaer la conversación sobre las aventuras, vida, carácter y rasgos generosos de algunos célebres bandidos, entre los cuales cité naturalmente al famoso José María.
Al citar este nombre convino conmigo en que había manifestado en alguna ocasión rasgos plausibles; pero añadió en seguida, con expresión desdeñosa, que, aparte el valor, era una figura muy vulgar, sin elevación alguna, sin grandeza de miras, y sin aquella intención social que sólo puede concebirse en un espíritu verdaderamente superior, ilustrado además por la educación y la cultura.Confieso francamente que llamó sobremanera mi atención la inesperada frase de intención social, y en aquel momento, por una inevitable asociación de ideas, me acordé del famoso drama de Schiller, titulado Los bandidos, en que se idealiza hasta el extremo la ruptura de todo vínculo con la sociedad, bajo el pretexto de reformarla, y maquinalmente exclamé:
¡No era posible que José María fuese un Carlos Moor!1
Es cierto! ¿Conoce usted ese gran drama? preguntóme el antiguo capitán Garibaldino.
Sí, le conozco. He ahí la realización y apoteosis del ideal, que siempre he llevado en mi corazón y en mi mente! ¡Qué concepción tan gigantesca! ¡Qué tipo tan simpático y maravilloso!
Y el capitán Mena, con los ojos radiantes y con trágica entonación, comenzó a recitar en alemán largas tiradas de versos de este bellísimo y a la par deplorable drama. Yo, entre tanto, le contemplaba silencioso, admirado y afligido.
Cuando hubo terminado sus recitaciones, exclamó: Carlos Moor es el verdadero bandido, bueno y honrado!
Qué quiere usted decir?
El mito romántico del bandolero andaluz:
Cuenta Julián de Zugasti que, hacia 1870, cuando fue nombrado gobernador de Córdoba e intentaba acabar con el bandolerismo andaluz, bandolerismo que aún continuaba actuando en esa época y llevaba a cabo múltiples secuestros, asesinatos y extorsiones de todo tipo, se entrevistó en la cárcel cordobesa con uno de estos bandidos, apodado el Garibaldino, con el que mantuvo una larga conversación, en su intento de conseguir información para neutralizar en lo posible las mencionadas acciones antisociales que los malhechores realizaban habitualmente en el sur de la provincia de Córdoba, así como en las provincias limítrofes de Granada, Málaga y Sevilla. En un momento de la conversación sale a relucir la figura de José María el Tempranillo, como posible prototipo del bandido andaluz. He aquí un
jueves, 5 de mayo de 2016
Jaime “El Barbudo” nació en Crevillente (Alicante) el 23 de octubre de 1783, de su infancia y juventud se sabe muy poco, solo que cuando trabajaba en el pueblo de Catral guardando unas ovejas y unas viñas sorprendió a un merodeador al que en un enfrentamiento dio muerte en defensa propia, ante lo cual se marchó de dicha localidad con la mala fortuna de sufrir un caída huyendo por la sierra que le dejó maltrecho en un barranco, siendo descubierto por la partida de “Los Mojicas” que le curan de sus heridas al saberle huido de la justicia, y a la cual se unirá.
Tras pasar una temporada en la cuadrilla se enfrenta a éstos en 1808 dados los métodos agresivos que emplean, quedando como jefe de la misma tras una refriega en la que mueren dos de los tres hermanos que componían la capitanía de la partida. Al poco tiempo Jaime comienza a comprender el delicado estado político de España y se convierte en una mezcla de ladrón y guerrillero afamado en tierras de Valencia y Murcia que utilizó la Guerra de Independencia para sus fines delictivos y heroicos. Destacan los episodios acaecidos en Murcia en 1812, donde Jaime acompañado de una partida de casi cien hombres se enfrentó a los franceses que ocupaban la ciudad, dando muerte a un altísimo número de las tropas del general francés Soult.
Tras la Guerra de Independencia, Jaime “El Barbudo” se retira a la Sierra de Crevillente donde se le comunica el sobreseimiento de las causas criminales contra él debido a sus méritos de guerra, volviendo al poco a su casa con su esposa María Antonia y la hija de ambos. Pero en 1815 Jaime, vuelve y reúne de nuevo a su partida cometiendo destacados robos en Orihuela y Villena. Al poco tiempo se pone precio a su cabeza, y Jaime se siente por primera vez en su vida inquieto, pues poco a poco empiezan a llegar las tropas y los Edictos Reales contra él y su partida.
En abril de 1823 vuelven las tropas francesas ahora para consolidar por la fuerza el absolutismo de Fernando VII, lo que provoca un nuevo indulto para Jaime “El Barbudo” por parte del funesto comisario regido el Brigadier Luis Adriani; de cruel recuerdo para los valencianos de la época; que forma junto a sus hombres un ejercito de Fe en Murcia a las ordenes del Rey. A pesar de todo en los primeros meses de 1824 es llamado al Ayuntamiento de Murcia donde es arrestado y acusado de robo y asesinato por los mismos que lo habían indultado, lo que al poco tiempo muere en la horca y de esta forma entra Jaime “El Barbudo” en la leyenda.
miércoles, 4 de mayo de 2016
Los siete niños de Ecija
Los Siete Niños de Écija fue una de las cuadrillas de bando-leros más conocidas de la An-dalucía del S. XIX, si bien, ésta encuadrada en sus filas a más de siete bandoleros, de los cuales ninguno era de Écija (Sevilla); de ahí la frase “ni eran siete, ni eran de Écija”.
Sin lugar a dudas uno de sus más destacados y legendarios componentes fue José Ulloa “Traga buches éste nació en Arcos de la Frontera (Cádiz) el 21 de Septiembre de 1781, siendo de raza gitana, y here-dando el apodo de su padre, que en una ocasión se había comido un feto de asno ado-bado
Juan Caballero nació en Estepa (Sevilla) el 26 de agosto de 1804. Hijo de familia humilde, su juventud transcurrió en el campo trabajando la tierra, donde se casó en 1827 con una muchacha estepeña de su misma condición social.
Al año de contraer matrimo-nio, sin conocer causa alguna, se convierte en jefe de una cuadrilla de salteadores. Pron-to se le conoce ya como “El Lero”, y es famoso en toda Sierra Morena compartiendo protagonismo con “El Tem-pranillo”; al cual llamaba afec-tuosamente compadre; repar-tiéndose entre ambos los cam-pos de operaciones dentro de los caminos de Andalucía.
martes, 3 de mayo de 2016
Un nefasto día, José Ulloa salió de Ronda a caballo para ir a torear a Málaga, teniendo que volver a Ronda a consecuencia de una caída del caballo. Al llegar a su casa encontró la puerta cerrada, y al entrar vio a su mujer muy turbada y nerviosa, recelando por su parte infidelidad, registró toda la casa sin encontrar a nadie, tras lo cual con la necesidad de saciar su sed se dirigió a una tinaja donde encon-tró escondido al amante de su mujer; Pepe "El Listillo", un acólito de la parroquia rondeña de Santa María la Mayor. En el acto El Tragabuches mató al amante y después a su mujer lanzándola por la ventana.
Tras el desgraciado acontecimiento, el torero no halló otra solución para su vida destruida, más que alistarse en la cuadrilla de “Los Siete Niños de Écija dirigida por entonces por Juan Palomo. En dicha cuadrilla permaneció hasta su disolución, alcanzando un gran renombre como destacado bandolero. Al llegar la disolución la mayoría de los miembros de la cuadrilla fueron recibiendo el indulto, pero no lo hubo sin embargo para José Ulloa “El Tragabuches cuya huella se pierde en absoluto desde ese mo-mentoro, más conocido como Pasos Largos nació en la población de El Burgo, muy cerca de Ronda (Málaga), y ha pasado a la historia del bandolerismo como el último bandolero andaluz. Su familia vivía cómodamente cultivando tierras y regentando una pequeña venta en el Puerto de los Empedrados entre El Burgo y Ronda. Poco después se trasladaron al Cortijo de la Romerosa, donde “Pasos Largos” aprendió a leer y a escribir con la ayuda de los maestros rurales que acudían a los cortijos de la zona.
Una rubia linda y joven, toma un avión con destino a Nueva York, con pasaje en clase turista. Cuando aborda el avión, busca su asiento, pero al pasar por los de primera clase, nota que son más grandes y confortables, entonces decide sentarse en el primero que encuentra vacío.
Cuando la azafata chequea su ticket, le informa que su asiento está en clase turista, a lo que la rubia responde:
-Soy linda, joven y rubia. Me quedo hasta llegar a Nueva York.
La azafata frustrada, va a la cabina del capitán a informar del incidente. El capitán se dirige a la rubia y le dice que debe abandonar el asiento. Y la rubia responde:
-Soy linda, joven y rubia. Me quedo hasta llegar a Nueva York.
El capitán por no causar alboroto, se retira a la cabina y comenta con el copiloto. El copiloto le dice que su novia es rubia y que sabe qué hacer.
El copiloto se acerca a la rubia y le susurra algo al oído. La rubia se levanta inmediatamente agradeciendo y abraza al copiloto, y toma su asiento en clase turista.
El piloto y la azafata asombrados le preguntan qué le dijo para convencerla.
El copiloto responde:
-Le dije que los asientos de primera clase no van a Nueva York.
lunes, 2 de mayo de 2016
Bush le contaba a la Reina de Inglaterra que había un teléfono rojo en el infierno y que iba a hablar con el diablo para pedirle autorización para usarlo.
Rápidamente, fue y le pidió al diablo permiso para hacer una llamada a los EE.UU., para saber como quedaba el país después de su partida. El diablo le concedió la llamada y habló durante 2 minutos.
Al colgar, el diablo le dijo que el costo de la llamada eran 3 millones de dólares, y Bush le pagó.
Al enterarse de esto, la reina de Inglaterra quiso hacer lo mismo y llamó a Inglaterra durante 5 minutos. El diablo le paso una cuenta de 10 millones de libras. Néstor Kirchner también sintió ganas de llamar a Argentina para ver como había dejado el país, y habló durante 3 horas. Cuando colgó, el diablo le dijo que eran 25 centavos. Kirchner se quedo atónito, pues había visto el costo de las llamadas de los demás, así que le preguntó por que era tan barato llamar a Argentina........y el diablo le respondió:
"Mirá, viejo... con la cantidad de desocupados, los paros en los hospitales públicos, los docentes de Santa Cruz, los piqueteros que cortan las calles, la desnutrición infantil, la falta de justicia, la impunidad, la inseguridad ciudadana, los secuestros y el Ministro Sensación, la mala calidad de la
enseñanza, la corrupción del gobierno, Los dos Fernandez, La Garré ... tienes a Argentina hecha un desastre, un caos, un infierno............
y de "infierno" a "infierno", la llamada es "local".
domingo, 1 de mayo de 2016
Sé que has vivido muchas cosas duras, que has sufrido en muchos aspectos y sé que conmigo tuviste las ganas de, por fin, hacer algo muy bien y que viste la oportunidad de curar viejas heridas a través de la maternidad porque, ¿acaso no enriquece y hace crecer a alguien como persona el saber que estás criando y alimentando a un bebé del mejor modo que se puede? ¿Acaso no supone una motivación y un orgullo saber que estás dando lo mejor de ti para hacer de tus hijos personas de bien? ¿Acaso no es el compartir, el dar, el ofrecer lo mejor de una el momento en que se cierra el círculo perfecto entre lo que uno es y lo que el otro puede llegar a ser? Porque cuando una es madre lo mejor que puede ofrecer no son juguetes, ni regalos, ni la mejor ropa, sino su cariño, su tiempo y su amor. Y esto, aunque quede mal decirlo, no todas las madres (ni todos los padres) lo dan del mismo modo. ¿Que por qué digo esto, mamá? Pues porque quiero que sepas que el día que no estés, el día que me faltes, el día que te vayas, tu legado permanecerá en mí para siempre. Tus palabras, tus besos, tus caricias, tu cariño... y tus imperfecciones. Todo ello quedará en mí, en mi aprendizaje, en mi vida, en mi manera de ser, y yo lo transmitiré también a mis hijos para que, en cierto modo, cada nueva generación sea un poco de quien tú eres.
Sé que has vivido muchas cosas duras, que has sufrido en muchos aspectos y sé que conmigo tuviste las ganas de, por fin, hacer algo muy bien y que viste la oportunidad de curar viejas heridas a través de la maternidad porque, ¿acaso no enriquece y hace crecer a alguien como persona el saber que estás criando y alimentando a un bebé del mejor modo que se puede? ¿Acaso no supone una motivación y un orgullo saber que estás dando lo mejor de ti para hacer de tus hijos personas de bien? ¿Acaso no es el compartir, el dar, el ofrecer lo mejor de una el momento en que se cierra el círculo perfecto entre lo que uno es y lo que el otro puede llegar a ser? Porque cuando una es madre lo mejor que puede ofrecer no son juguetes, ni regalos, ni la mejor ropa, sino su cariño, su tiempo y su amor. Y esto, aunque quede mal decirlo, no todas las madres (ni todos los padres) lo dan del mismo modo. ¿Que por qué digo esto, mamá? Pues porque quiero que sepas que el día que no estés, el día que me faltes, el día que te vayas, tu legado permanecerá en mí para siempre. Tus palabras, tus besos, tus caricias, tu cariño... y tus imperfecciones. Todo ello quedará en mí, en mi aprendizaje, en mi vida, en mi manera de ser, y yo lo transmitiré también a mis hijos para que, en cierto modo, cada nueva generación sea un poco de quien tú eres.
Sé de buena tinta que, desde que nací, has intentado hacer las cosas bien, o muy bien. El miedo a fallar, el miedo a equivocarte, el miedo a dejar de hacer cosas importantes o a hacer cosas que pudieran dañarme te han hecho estar muy pendiente de todo y sé que esto te genera un poco de ansiedad. Ansiedad o miedo, a que la persona más importante de tu vida, yo, pueda reprocharte algo como a veces, en tu interior, le reprochas a tus padres. Y ya me ves, sentado para agradecértelo, así que algo habrás hecho muy bien, pese a que a veces no sientes exactamente eso.
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