lunes, 16 de mayo de 2016

Zugasti concluye aquella conversación con el Garibaldino, al que también se le llama el capitán Mena, afirmando que el mejoramiento de la sociedad no puede hacerse por medio de actos delictivos: «yo sólo me limité a decirle -escribe el gobernador de Córdoba- que el mismo Schiller calificaba de insensata la tentativa de mejorar el mundo por el crimen y afirmar las leyes por actos ilegales; pero dejando esto aparte, añadí, no hay duda en que, a veces, es digno de admiración el valor y el ingenio que demuestran esos desgraciados que, más bien por una cruel fatalidad, que por perversión de alma, se colocan fuera de las leyes en abierta lucha contra la sociedad»3. Como puede verse también el gobernador achaca el origen de algunos actos delictivos ocasionalmente a la fatalidad, a aquel fatum clásico que determinaba trágicamente la vida de las personas.

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