domingo, 4 de abril de 2010

LA REGENTA 4


LA REGENTA 4
Durante aquel año el sueldo de todos sus sirvientes seria doblado
Regenta y su esposo vivieron durante algún tiempo en medio de la mayor felicidad, pero solo duro algunos meses,
Cierto día al anochecer y comenzaban a encenderse las luces, el duque y Regenta
se hallaban ablando alegremente en la sala en que tenían por costumbre pasar las horas cuando, de repente, oyeron de ladras los perros del cortijo y el duque pregunto a su criado, que en aquel momento entraba alarmado, Que sucede –Guerra repuso el criado en este momento dos militares que traen órdenes del ejercito entran en la sala y dicen pongámonos en marcha esta misma noche, para Unirnos al ejército sin la menor demora. el duque al conocer esta noticia, se apresura a recibir dignamente a sus huéspedes. La duquesa Regenta Trastornada de dolor se dirigió a la cocina donde hizo preparar lo necesario para dar de comer a los recién llegados.
A la mañana siguiente el duque partió al galope después de mirar ala duquesa amorosa mente la duquesa rompió en llanto. El duque y sus acompañantes cruzaron velozmente el portón del cortijo levantando una enorme polvareda al galope de los caballos. Regenta desde el balcón con la vista puesta en el duque el cual saludaba con su pañuelo asta que desapareció por el horizonte. Regenta no quiso abandonar aquel sitio hasta que dejó de ver el último hombre de la
fila. Luego corrió a encerrarse en sus aposentos para poder llorar desahogadamente y allí pasó todo el día, negándose a tomar alimento. Desde el día en que partió el duque, Regenta vivía en el mayor aislamiento, retirada en lo más profundo del cortijo entregado a sus labores pidiéndole a dios que protegiera a su esposo. A menudo reunía a las muchacha de los alrededores del cortijo, para en señalas a leer y a escribir y a sin pasar el tiempo más fácilmente tanbien a cudía al hospital para cuidar de los enfermos, a los que daba ella misma las medicinas con el
cariño que ella acostumbraba, y era tan propia de ella tanbien cuidaba de la vigilancia del cortijo, haciendo cuanto estaba
a su alcance para poner orden entre los sirvientas del cortijo… continua YO MISMO

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