martes, 26 de mayo de 2009

Al finar de las escaleras


Hoy que estoy en el pueblo de arriba le escribo ha mis hijos que están en el pueblo de abajo y quiero decirles que mi vida no ha sido una escalera de color de rosa, Sino todo lo contrario. Al recorrerla, he cogido escalones falsos, escaleras sin baranda y hasta tramos donde no hay donde poner los Pier. Sé que vuestra vida hijos mío por más que yo desee lo mejor para vosotros no será una escalera de color rosa y sólo puedo deciros. Que cuando lleguéis a un escalón flojo o inestable, yo estaré allí para estabilizarlo y equilibrarlo. Y cuando consigáis tramos que no tengan barandas, mi mano estará allí para sosteneros y así podáis sentir seguridad. Y cuando haya tramos que no Hoz permitan avanzar, si es necesario, yo Hoz serviré de puente para que podáis continuar. Cuando yo no pueda estar a vuestro lado y necesiteis de mí, serrás los ojos y agarraros a los momentos más maravillosos, que hayáis tenido, y segui avanza que al final de esa escalera
yo hoz estaré esperando, para fórjala de acero si fuera necesario… YO MISMO

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