En el pueblo de arriba hay una muchacha de unos-25- años llamada Dolí esta sentada en la sala de espera del médico. Dolí es una guapa 25 añera y que anda buscando novio. Es delgada, de pelo largo y de sonrisa agraciada. Está pensando en su hermana menor que se caso antes que ella, ahora ella quién sabe si logrará casarse antes que la belleza la abandone y la gravedad tire para abajo. Lo que ahora está firme y en su sitio. La secretaria del la consulta le indica que puede pasar con el doctor un médico joven y soltero al que viene a ver por segunda vez en el mes. El doctor la hace pasar a la consulta y se sienta serio frente a ella, con el escritorio de por medio. Dolí le relata sus síntomas.-Doctor, siento un dolorcito aquí, en el pecho derecho que de noche no puedo dormir y me siento desesperada, como si me faltara la respiración. El dolor va y viene, pero ayer que llovió toda la tarde, lo sentí más fuerte, como si algo me oprimiera el pecho. -Dolí, la vez pasada me contaste de tu dolor de cabeza. Se fue el dolor de cabeza.-Si doctor, con el jarabe que usted me dio ya estoy aliviada y no hay más dolor. Ahora este dolor de pecho y la angustia por las noches es lo que tiene preocupada a mi madre y por eso he venido ha verle a usted, que es tan acertado y tan profesional, por eso le tenemos confianza. -A ver que podemos hacer -dice el doctor colocándose los lentes y señalándole la camilla para examinarla. El doctor hace la rutina que siempre, asen los doctores para robarle el dinero ha los clientes. Le mira la temperatura, la presión sanguínea y escucha los pulmones y el corazón de la joven mujer, que al sentir el estetoscopio en el pecho, siente acelerar su solitario corazón. El doctor al ver la reacción sonríe y respira profundo para oler el exquisito perfume de la muchacha. Revisa la garganta, los ojos y los oídos y termina la inspección e invita a la joven a sentarse frente al escritorio.-Le daré unas pastillas relajantes, Dolí. Me preocupa en serio su situación y espero que siga mis instrucciones, porque quiero descartar algunas enfermedades relativamente nuevas que no es que sean peligrosas, pero hay que tener cuidado.-Usted me asusta doctor —dice Dolí llevándose la mano derecha al pecho, y haciendo un pucherito coqueto con los labios. -Por el momento no hay de qué preocuparse- responde el doctor, intentando parecer más profesional.- yo me ocuparé de su caso de manera especial. Aquí tiene mi número de móvil cuando venga el dolor y la desesperación que siente, llámeme sin problemas, yo estoy para ayudarle. La semana que viene la espero aquí en la consulta y espero verla guapa, aliviada y radiante. Dolí sonríe, y de repente ya no piensa más en el dolor toma la tarjeta del doctor y la receta, da las gracias, y se encamina lentamente, hacia la puerta sabiéndose observada, se acerca a la puerta y dice.-Muy agradecida doctor, me siento aliviada porque sé que usted logrará quitarme ese dolor y esa angustia que siento. Qué sería de mí si no lo hubiera encontrado a usted. Tan inteligente y acertado. Dolí sale por fin de la consulta, el doctor la mira y le hace un guiño al despedirse y dice.-Llámeme Daniel por favor- no me diga doctor. El doctor cierra la puerta y se queda escuchando cómo hace el pago la joven a la secretaria. Piensa en cuántas consultas más aguantará la muchacha antes de darle el remedio definitivo, tal vez unas tres consultas más, ahora que escasean un poco los pacientes hay que pensar también en cómo hacer el dinero. Dolí sale de la consulta y en el aparcamiento hace una llamada con el móvil y dice. -Vamos bien mama, creo que en unas tres consultas más lo tenemos. En el bote como tu dijiste…ji ji ji yo mismo
viernes, 25 de julio de 2008
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