lunes, 26 de abril de 2010
LA REGENTA 6
Regenta tuvo un hijo en el calabozo la joven madre decía al tiepo que lo estrechaba incesantemente entre sus brazos Hijo mío ya estás
Entre los muros de esta prisión, en la que viniste a este mundo Ven aquí hijo mío, que te estreche en mi pecho que tu pobre madre carece hasta- de lo más imprescindibles para envolverte y no se como podré alimentarte
En esta espantosa prisión, como puedes ver sólo hay un montón de paja o las duras losas del suelo y aquí perecerás de humedad y frío, bajo el agua que se filtra por las grietas de las piedras que son tan despiadadas y duras como los hombres. Pero estas duras paredes son menos insensibles y duras que ellos, pues no pueden contemplar mis miseria y las de mi hijo, y unen sus lágrimas de tristeza a las
que yo derramo. al decir estas palabras, elevaba sus ojos al cielo, que no podía ver a través de aquel tragaluz o bóveda y continuaba diciendo, después de acariciar nuevamente al desdichado niño. Transcurridos algunos días, y se presentó Sigifredo nuevamente a la condesa, llevando en su semblante retratada la feroz sonrisa de dominante que apenas penetró en la celda en la que estaba Regenta prisionera dijo ya he sido bastante paciente basta ya de contemplaciones si sigue en tu locura de la que hacé gala
compadécete de tu hijo pues saber de una ver por todas si no te dobleguéis a mi voluntad con absoluta tranquilidad muy pronto morirás.
Regenta como si aquellas palabras no le hubiera echo impresión alguna respondió enérgicamente moriré mil veces antes que someterme a ti y vivir avergonzada ante dios y ante mis padres y
Ante todo mi pueblo. Sigifredo se púsos pálido de rabia y contesto lanzándoles una mirada fulminante y volvió la espalda y salió déla inmunda celda coti…YO MISMO
domingo, 18 de abril de 2010
La regenta 5
LA REGENTA 5
El criado que dejo el duque al frente de su cortijo y de sus bienes se
Llamaba Sigifredo era un hombre de poco cararte de regular educación que con sus astuta conducta y melosas frases captaba, la simpatías general de cuantos lo rodeaba por lo cual no era obstáculo para que fuera un hombre perverso y sin escrúpulos y muy egoísta que jamar pensaba si lo que hacia hera bueno o malo solo pensaba en el.
Sigifredo sintiéndose dueño y señor de todos los bienes del duque viéndose con más dinero que el propio duque comenzó a derrochas los dineros de éste en fiesta y orgías que preparaba en el propio cortijo tanbien alternaba con los amigos del duque
disminuía el jornal a los criados y jamás daba un céntimo a nadie ni siquiera un mendrugo de pan. Regenta siempre lo trataba con respeto. No obstante, siempre se mostró reservada con Sigifredo, sin entablar con él otra conversación que no fuera la del servicio domestico,
y aun estas pocas palabras las aprovechaba Regenta para aconsejarle que dejara empar al servicio domestico.
Al principio, Sigifredo aparentó que la obedecía pero realmente trató de suavizar su escandalosa conducta; pero no tardo en recobras su cinismo asta el extremo de hacer a la duquesa proporciones deshonrosa a lo que contesto la duquesa escupiéndole a la cara con todo coraje y desprecio del que se merecía. Sigifredo
Escribió a duque que la duquesa era una mujer des honesta. pero no contento con esto, mientras llegaba la respuesta, encerró a la duquesa en lo más profundo y sombrío del cortijo.
Sigifredo conociendo muy a fondo el carácter del duque
sabía que éste era generoso y compasivo pero sabia que al recibir la carta este sacaría lo más profunda rabia.
La habitación que estaba en serrada la duquesa era fría oscura como si fuera una especie de bóveda donde avía ratas como elefantes las paredes llenas de humedad el suelo no se sabia de que color era pues lo cubría el musgo y la humedad la débil luz que entraba por un pequeño tragaluz para hacerle ver el jergón de paja y el cántaro de latón con el agua y portado alimento un mendrugo de pan. Regenta comenzó por dejarse caer lentamente sobre el jergón de paja que había de servirle de cama, temblando de terror y angustia.
Cuando, volvió en si y se dio cuento de la espantosa situaciones que se veía, recobró el uso de la razón y murmuro Dios, que me ves en
Esta Es pastosa prisión no me dejes y ayúdame As que vuelva mi esposo. Regenta permaneció en su prisión durante
mucho tiempo sin que en todo este tiempo viera a nadie a excepción del Sigifredo, el cual no cesaba de repetirle sus des honrosas proposiciones, prometiéndole reparar públicamente su honor y ponerla en libertad. Regenta sin embargo firme en su dignidad y respondía siempre- Prefiero morir mil veces antes que ser des honrada a los ojos de los hombres… continua. YO MISMO
domingo, 11 de abril de 2010
La regenta 4
LA REGENTA 4
Durante aquel año el sueldo de todos sus sirvientes seria doblado
Regenta y su esposo vivieron durante algún tiempo en medio de la mayor felicidad, pero solo duro algunos meses,
Cierto día al anochecer y comenzaban a encenderse las luces, el duque y Regenta
se hallaban ablando alegremente en la sala en que tenían por costumbre pasar las horas cuando, de repente, oyeron de ladras los perros del cortijo y el duque pregunto a su criado, que en aquel momento entraba alarmado, Que sucede –Guerra repuso el criado en este momento dos militares que traen órdenes del ejercito entran en la sala y dicen pongámonos en marcha esta misma noche, para Unirnos al ejército sin la menor demora. el duque al conocer esta noticia, se apresura a recibir dignamente a sus huéspedes. La duquesa Regenta Trastornada de dolor se dirigió a la cocina donde hizo preparar lo necesario para dar de comer a los recién llegados.
A la mañana siguiente el duque partió al galope después de mirar ala duquesa amorosa mente la duquesa rompió en llanto. El duque y sus acompañantes cruzaron velozmente el portón del cortijo levantando una enorme polvareda al galope de los caballos. Regenta desde el balcón con la vista puesta en el duque el cual saludaba con su pañuelo asta que desapareció por el horizonte. Regenta no quiso abandonar aquel sitio hasta que dejó de ver el último hombre de la
fila. Luego corrió a encerrarse en sus aposentos para poder llorar desahogadamente y allí pasó todo el día, negándose a tomar alimento. Desde el día en que partió el duque, Regenta vivía en el mayor aislamiento, retirada en lo más profundo del cortijo entregado a sus labores pidiéndole a dios que protegiera a su esposo. A menudo reunía a las muchacha de los alrededores del cortijo, para en señalas a leer y a escribir y a sin pasar el tiempo más fácilmente tanbien a cudía al hospital para cuidar de los enfermos, a los que daba ella misma las medicinas con el
cariño que ella acostumbraba, y era tan propia de ella tanbien cuidaba de la vigilancia del cortijo, haciendo cuanto estaba
a su alcance para poner orden entre los sirvientas del cortijo… continua YO MISMO
domingo, 4 de abril de 2010
LA REGENTA 4
LA REGENTA 4
Durante aquel año el sueldo de todos sus sirvientes seria doblado
Regenta y su esposo vivieron durante algún tiempo en medio de la mayor felicidad, pero solo duro algunos meses,
Cierto día al anochecer y comenzaban a encenderse las luces, el duque y Regenta
se hallaban ablando alegremente en la sala en que tenían por costumbre pasar las horas cuando, de repente, oyeron de ladras los perros del cortijo y el duque pregunto a su criado, que en aquel momento entraba alarmado, Que sucede –Guerra repuso el criado en este momento dos militares que traen órdenes del ejercito entran en la sala y dicen pongámonos en marcha esta misma noche, para Unirnos al ejército sin la menor demora. el duque al conocer esta noticia, se apresura a recibir dignamente a sus huéspedes. La duquesa Regenta Trastornada de dolor se dirigió a la cocina donde hizo preparar lo necesario para dar de comer a los recién llegados.
A la mañana siguiente el duque partió al galope después de mirar ala duquesa amorosa mente la duquesa rompió en llanto. El duque y sus acompañantes cruzaron velozmente el portón del cortijo levantando una enorme polvareda al galope de los caballos. Regenta desde el balcón con la vista puesta en el duque el cual saludaba con su pañuelo asta que desapareció por el horizonte. Regenta no quiso abandonar aquel sitio hasta que dejó de ver el último hombre de la
fila. Luego corrió a encerrarse en sus aposentos para poder llorar desahogadamente y allí pasó todo el día, negándose a tomar alimento. Desde el día en que partió el duque, Regenta vivía en el mayor aislamiento, retirada en lo más profundo del cortijo entregado a sus labores pidiéndole a dios que protegiera a su esposo. A menudo reunía a las muchacha de los alrededores del cortijo, para en señalas a leer y a escribir y a sin pasar el tiempo más fácilmente tanbien a cudía al hospital para cuidar de los enfermos, a los que daba ella misma las medicinas con el
cariño que ella acostumbraba, y era tan propia de ella tanbien cuidaba de la vigilancia del cortijo, haciendo cuanto estaba
a su alcance para poner orden entre los sirvientas del cortijo… continua YO MISMO
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