martes, 29 de junio de 2010

LA REGENTA 14


LA REGENTA 14
salieron de la cueva el padre, la madre y el hijo, llevando los ojos completamente inundados de lágrimas el duque Inmediatamente, reunió a todos sus criados que componía la casería los cueles quedaron sorprendidos al ver una mujer muy delgada muy mal coló que acompañaba al duque y al pobre niño que el duque llevaba en brazos. Se a apresuraron todos a hacerle un corillo profundo silencio, porque observaron que los ojos del conde, de la mujer y del niño, estaban llenos de lagrimas, el duque, dirigiéndose a todos, les dijo con voz triste por la emoción fieles servidores esta mujer y este niño que aquí veis, son mi esposa Regenta, a la que por muchos años he creído muerta, y mi hijo. Al oír éstas palabras, se hizo un mormullo entre los criados y algunas exclamaciones y algunos preguntaron.- señor cómo va a ser ésa su señora.- No la habían matado cuando uste es tubo en el ejercito Pues ahí la tenéis resucitada. El duque explico brevemente la parte más substanciosa de la historia, e inmediatamente les dio las órdenes que vio más oportunas. Envió a dos. de sus criados al cortijo con el encargo de traer ropa para Regenta y para el niño y hacer los preparativos para recibir a la duquesa. Tanbien ordeno a otro que fueran por leña para Acer un buen fuego. El duque bajo unas mantas y envolvió a su esposa y a su hijo extendió una de ellas en el suelo y indico a su esposa que se sentara. Allí, sentada Regenta fue recibiendo a todos los criados, que, unos tras otros, llegaron a saludarla con gran respeto y expresándole la bien venida Cuando llegó el turno del jefe de los criados esperaba, ansiosa mente que le llegase su turno avanzó unos pasos para ponerse a la, cabeza de todos y, besándole la mano, exclamó Señora, ahora es cuando verdaderamente
me alegro de que esos malvados no la mataran, luego, cogiendo en sus brazos al niño le dijo Sed bien venido amigo mío eres el vivo retrato de tu padre y ceras tanbien generoso como vuestra madre y vuestro padre el señor duque …
YO MISMO continúa

lunes, 14 de junio de 2010

LA REGENTA


La Regenta 13
El duque llevado por la emoción exclamo esto es demasiado
Para mi He encontrado a mi hijo, que aun no conocía, y a mi amada Regenta a la que creía muerta, y que, por lo tanto esta viva se hizo un silencio que rompió Regenta la cual dijo.- Dime, esposo viven mis padres toda vía- están muy bien gozan de una Salus inmejorable -Y creen en mi inocencia - ase siete años me odiaban ha muerte
desde entonces no he sabido nada de ellos, pero ase unos meces me llego una noticia y se, que esta bien y saben que eres inocente, tan pronto como regresemos al cortijo le enviare un mensajero para comunicarle que te en encontrado y estas bien.
La Regenta para mitigar la agitación que se había apoderado del duque exclamó con voz melancólica y rostro luminoso -No te preocupes más de esto, querido esposo No todo han sido para mí penas en esta jungla, pues también he tenido mis goces y acaso hayas sido tú más desgraciado que yo conque olvidemos el pasado y agregó, procurando apartar aquellas ideas de la imaginación del duque mira a tu hijo Y, al decir esto, se sentó sobre el tronco que había en la cueva, e invitando al duque a. que se sentara el duque a sin lo izo puso al Pobre niño entre los dos, y comenzó a explicarles como se abia sustentado ella y su hijo, desde el momento en que la cabra se apareció por la cueva. El duque Cuando oyó este relato dijo profundamente abatido Dios mío no soy digno de ti como he podido poner ami esposa y ami propio hijo a estos peligro por una maldita calumnia, me pagaran todos los culpable y asta yo mismo tengo que pagar mis culpas te prometo que en lo sucesivo nunca volveréis a pasar calamidades ni estarás nunca sola…
Contunua . YO MISMO

lunes, 7 de junio de 2010

LA REGENTA


La Regenta 12
El duque se quedo mirando fijamente durante mucho tiempo a su
Esposa sin poder articular palabra hasta que, por fin rompiendo en. llanto exclamó –regenta mi querida esposa,
No merezco que me perdones ni siquiera me atrevo a levantar la cabeza para mirarte.- Mi querido esposo jamás abrigué contra ti el menor resentimiento pues siempre he creído que
eras víctima de una infame calumnia levántate y ven a mis brazos No ves lo contesto que estoy por que te eh encontrado.- De nuevo
pregunto el duque sin atreverse a mirarla no me diriges ni un solo reproche, ni una sola critica eres un ángel como eh podido abandonarte en este desierto, y quien me a dirigido a esta, servá inmunda cera para hacerme pagar por todos mis pecados. Mientras hablaban de este modo llego el niño que avía estado dando huertas por el bosque sin rumbo creyendo a su madre muerta sin otra vestimenta que cuatro harapos y cuatro hojas de calabaza sirbreste, descarzo y con los Pier llenos de heridas, en la mano llevaba un muniato sírbrerte que lo estaba devorando con ansias.
El niño se quedo mirando con espanto, y aterrorizado, sin pronunciar una sola palabra. Luego, miró a su madre, y dijo, al verla con la cara llenita de lagrimas.- No llores mamá éstos son alguno de esos hombres malos que vienen a llevarte con ellos y dando un salto como si fuera un conejo se puso al lado de su madre, y continuó, Yo no permitiré que te ocurra nada. Antes que te ocurra nada tendrán que matarme ami.- No temas nada hijo mío respondió la Regenta
este señor es tu padre y no quiere acerté daño alguno. tu padre, ha venido para llevarnos con él a su casa. Al oír estas palabras, el niño
miro a su padre atentamente. y en sus ojos azules se reflejo una inmensa alegría. El duque al contemplar al niño vio que era su propio retrato, se le puso un nudo en la garganta los pelos como escarpias no pudo pronuncias palabra, sintió una inmensa alegría al darse cuenta que tenia un hijo de siete años al que no avía visto crecer por culpa de una calumnia. al fin le invadía la ternura al ver al pobre niño con los Pier desnudos llenos de heridas el cuerpo muy moreno por el sol radiante del desierto las manitas sucias de escarba en la tierra para buscar raíces. El duque exclamo desahogando en un grito todo el sentimiento que llenaba su corazón.- Ven aquí hijo mío, y dándole un tierno abrazo tomo al niño en uno de su brazos mientras ceñía a regenta con el otro… continua
YO MISMO